Hoy no he dejado nada escrito para mañana, ni una palabra, ni un esbozo, nada, y es casi medianoche, y llega el sueño poco a poco, esa marea que cierra mis ojos y nubla mi mente mientras sigo sentado aún en una habitación a oscuras donde un lámpara minúscula mantiene a salvo un folio en blanco, de las sombras, también de mis palabras. Hoy no he dejado nada escrito y, sin embargo, escribo en ese folio en blanco hambriento de palabras hoy, y mañana, pasto de las llamas.

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