Llegó a las once, once y unos minutos, de la mañana y, no es posible saberlo con certeza, buscó, eligió, o quedaba libre, una mesita con dos sillas justo al lado de una enorme cristalera desde donde podían verse la calle principal, ancha, concurrida, comercial, y otra no menos importante, restauradora, si puede decirse y... Leer más →
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