Sentí una mano en mi hombro ¡perdone!, dijo, asustado, un joven, por mi inesperado sobresalto ¿es usted de aquí?, continuó, mientras miraba, yo, en la supuesta dirección en la que vi, reflejada en la pantalla de mi ordenador, una pequeña librería. Al verlo atónito me avergoncé, negué y pedí disculpas aludiendo a una excesiva concentración... Leer más →
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