Satisfechos su estómago y oídos, sonriente por sus dos copas de tinto, sucumbió indolente a una cabezada, es solo un momento y sin levantarse de la mesa, pues la recogería después, se dijo, durmió. Llegar al piso, ascender, llamar y abrirle alguien sin rostro, efigie permisiva y enigmática que no pregunta, alcanzar a duras penas... Leer más →
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