Me describía siempre de un modo vago, inexacto. Llegué a creer incluso que no era yo, que no hablaba de mí o que alguna vez, si algo supo, en algún momento, quisiera otra cosa que alguien, previamente, quiso, o tal vez desease a otra persona u otra relación o quizá ninguna porque no pudo, porque ya existió, existía una, invisible, poderosa, de la que nadie jamás le oyó decir una palaba, otra que le impedía aceptarse ya y aceptar cualquier otra relación, otra, que acabaría con él.

Deja una respuesta