Como diría Magritte, si hubiera sido yo alguien merecedor de la lectura de entendidos y de público y la suya, de Magritte, al que el azar le hubiera puesto, una primera vez, ante sus ojos, y a diferencia de él, un texto como el mío que no dice, como sí se le ocurrió a él antes que a mí en otro medio, con otro tema, esto no es autocompasión.
Efectivamente porque lo cierto es que no sé escribir, me temo, una verdad, tan solo. Creo, sin embargo, que sí sé qué lecturas me gustan, van con mi manera de ¿de qué?, no sabría decir, tanta es la dificultad por definirme, por encontrarme unas palabras, solo hay pasión y gusto y juego y todo esto enrevesado, con algo de inquietante, con calma y repentina tempestad, que no sé dirigirlo. Trato de emular, sin éxito, autores y escribir una historia no, eso tampoco sé. Me sucede que las prisas me llevan a tropezar, a confundir, en situaciones, suele sucederme, de falsa necesidad donde se me pide algo que no he previamente pensado, verbalizado, y no sé comunicarlo, volverlo inteligible hasta que consigo darme cuenta, respiro y pienso un orden que después cuento lento y con todo detalle, en calma. Creo que sufro de impaciencia, de prisa, de un profundo desacuerdo entre mi cabeza y mi boca, entre pensamiento y palabra o, mejor aún, entre imagen y palabra porque no soy capaz de narrar todas las imágenes que me suceden, y a esa velocidad.
Leo cosas, no mucho, insuficiente, diría yo que son mis lecturas, eso diría, pero leo cosas y veo de pronto una imagen y me supongo cientos de palabras que después no encuentro, tras el soberbio relato de un instante llega la carestía, el vacío, el silencio, el olvido. Es frustrante, desolador las más de las veces. ¿Ya dije que esto no es autocompasión?

Me sucede algo muy parecido. Aunque disiento… tú sí que sabes escribir. Vaya si sabes…
Me ha encantado esta entrada.
Un saludo, Aurelio
Me gustaLe gusta a 1 persona
La presión, la exigencia, las expectativas, lo que uno cree, imagina, y la realidad que, quizá, no entienda, cierta disrupción en el discurso o decurso de aquello que le ocupa cuando dice escribir, todo es un maltrato, congénito creo, hacia mí mismo, pero como dije en el texto ‘esto no es…’ hay que aprender, también, a ser amable con uno mismo.
No lo creerás, seguro, pero me emocionan tus palabras. Gracias (no es propio nombrarte «lallavedelaspalabras»), un saludo.
Me gustaLe gusta a 2 personas
Puedes llamarme Rosa, ése es mi nombre
Me gustaLe gusta a 1 persona
Bellas palabras y utilizadas muy bien, trasmites bien.
Ojalá yo pudiera hacerlo
Me gustaMe gusta