Insomnio

Pasar la noche en vela en la cama, rodando hasta cansarme de ser roca y, retirando el embozo, sentarme después al borde como en una interrupción, un entreacto, de no sabría decirte qué, o para qué, parado en una escultórica, augusta forma y un breve tiempo, o pictórico, sin demasiada luz y con tanta soledad como consiguen soportar mis hombros mirando sin ver, pues en la oscuridad no, como tampoco en ese momento transitorio de espera o de otra cosa, ese momento en suspenso, ese momento detenido solo para buscar una respuesta, para tomar aliento o decidir si he de continuar hacia delante o renunciar al fin a todo, estas cosas, todas estas son las que no puedo contarte, no ayuda en absoluto mi silencio y tu ignorancia en mis dudas entre el estar aún aquí, o ya no, o quizá por eso, por volver, por la incesante y con incierta fecha de caducidad, de nuevo al insomnio, o tal vez sea tan solo un desarreglo, un desacuerdo entre mis horas de sueño y mis vigilias el que decida si ese es buen momento de abrir y cerrar embotados, en medio de la noche, ojos y mente y dar vueltas en la cama dudando si aguantar hasta el amanecer o levantarme y, abrigado, salir de casa y caminar esperando que algo llegue a suceder, cualquier cosa, o ¿por qué no?, un vaso de leche caliente con miel sentado en un sofá pensándome, mientras calienta mis fríos dedos, allí abajo, en la calle, caminando porque el sueño me es ajeno y pienso que agotarme adaptando mi ritmo al ritmo que busco para combatir el frío deseando, buscando, y sin pensar, que algo suceda, pero no ahora, después, cuando me integre, cuando ya sea con el paso, el frío, la calle, entonces, en cualquier momento, de cualquier modo, algo acontece y me tropiezo con y me avasalla, o tal vez una llamada o un gesto allá lejos, algo familiar, una figura conocida que entra ahora en un café, tal vez ahora, cuando alejé completamente al sueño y solo una excusa del pasado que imagino aquí sentado acogido a sagrado y guarecido, protegido del pretérito momento en mi sofá pensando, recordando que, con mis dedos aún tan fríos, camino una y la misma noche entre tanto frío, tanta desolación ya, para acercarme a ti sin delatarme, dudando del camino, eligiéndome objetivo de tus ojos y ver si por aquí quizá, o en otro bar, esa cafetería de un conocido barrio, tu barrio, allí en tu manzana, fruta prohibida para mí ahora, presente en que me pienso, me imagino con mi vaso de leche, con mi insomnio, donde te sé porque es aún tu fruta, tu manzana, tu refugio, allí te sé ir y venir hacia tu casa, tiempo y lugar donde pasamos en vela tantas noches como pudimos mantener mientras quedara una palabra, un vino, algo de jazz consumido hasta el silencio, el frío y mantas por el suelo.

Photo by Josh Hild on Pexels.com

Un comentario sobre “Insomnio

Agrega el tuyo

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Web construida con WordPress.com.

Subir ↑

A %d blogueros les gusta esto: