Hablar, quise tanto hablar, tantas eran mis ganas y mi necesidad, tanto buscarte, tanto llamarte, reclamarte tiempo, ser tan egoísta, solo yo, no es otra cosa, escúchame, es un momento que deseo prolongar al que me aferro y que reduces bruscamente, tanto, que me duele, y me preguntas y no sé qué decirte. Y ahora, ahora quisiera hablarte si te viera alguna vez, pero ya ves, he consumido mi necesidad o no existió jamás y si me cruzara contigo por la calle y no dijéramos adiós aún, me alegraría de verte y te sonreiría, respondería tus preguntas, siempre fuiste muy curiosa, sin apartar de tu mirada, la mía, pensando todo lo que quiero contarte y preguntarte con mis labios cerrados.
Deja una respuesta